Álvaro sabe un montón de cuentos, que escuchó de su madre. Sobre todo, le gustan los cuentos cómicos. Lo conocimos en septiembre de 2017 en la casa de las Mercedarias en T3 (Matola), y lo reencontramos en agosto de 2018. Le encanta que le hagan fotos y desfilar como si estuviera en una pasarela. Álvaro quiere ser arquitecto y diseñar una ciudad donde él también tenga cabida. Aunque, si consigue ser delineante, se dará por contento.